Zen y Musica | Godinne, julio de 2013
¿La música expresión de la práctica?
Taller dinamizado por Luc de Winter
- ¿Cómo puede la música ser la expresión de la práctica?
- ¿Cómo puede formar parte de esta práctica la escucha de la música?
- ¿Puede la música enseñarnos a vivir con un espíritu abierto?
- ¿Puede abrir nuestro corazón?
Estas son algunas de las cuestiones que nos guiaron durante 5 talleres de la tarde.
Escuchamos fragmentos de música excepcionales de antiguas tradiciones espirituales como la música india clásica, Jhakuhachi japonés, y occidental medieval, pero también descubrimos composiciones de maestros contemporáneos como David Hykes. John Cage y Morton Feldman.
Partiendo de la experiencia de la escucha, desarrollamos instrumentos útiles basados en el Sandokai del Maestro Sekito para estructurar nuestros pensamientos y sentimientos hacia la música. Cómo y hasta qué punto este seguimiento realiza San (la experiencia de la realidad en tanto que número infinito de fenómenos diferentes), Do (la realidad en tanto que proceso que trasciende nuestros conceptos), y Kai (el hecho de que esos dos puntos de vista son dos caras de la misma moneda).
Lejos de ser una simple teoría, este marco nos ayuda a vivir la música en conexión con nuestra práctica.
La música de Shakuhachi (la flauta japonesa tradicional) tuvo, sin duda, un lugar importante en nuestro estudio. Conscientes del viejo precepto que dice que dominar completamente una parte es suficiente para comprender suizen (el Zen susurrado, silbado) escuchamos el mismo trozo tres veces, familiarizándonos cada vez más con él, y de esta forma pudimos discutirlo y apreciarlo de una manera profunda.
También escuchamos y vimos videos del compositor vanguardista John Cage que, tras una crisis personal, se convirtió en discípulo del maestro D.T. Suzuki. El proyecto de Cage de unificar el arte y la vida cotidiana a partir de una perspectiva Zen (“Escuchad la circulación” dijo “es siempre diferente- mientras que la música de Beethoven o de Mozart es siempre parecida ») ha influido a muchos compositores. Entre ellos, Morton Feldman, su música tranquila es única recordándonos la tradición shakuhachi, su simplicidad, su movimiento sin dirección y su sentimiento profundo de compasión.