Extracto del libro "Le champs de la vacuité"
Extracto del libro "Le champs de la vacuité" (El campo de la vacuidad) del Maestro Yuno Rech, selección de enseñanzas (kusen) dadas en sesshin en torno a la enseñanza del Maestro Wanshi.
Wanshi, un maestro chino
Wanshi era un monje chino. Vivió en el siglo decimosegundo, un siglo antes que Dogen. Se hizo monje a la edad de once años. Había practicado con un maestro de la escuela Soto llamado Kumu.
Este maestro insistía en la práctica del zazen inmóvil como un árbol. Nosotros continuamos concentrándonos sobre esta práctica: pelvis basculada hacia adelante, rodillas firmemente enraizadas en el suelo, columna vertebral estirada hacia el cielo, sin mover el cuerpo sean los que sean los fenómenos que aparezcan, pero también sin mover la mente, sin perseguir nada. Cuando practicamos así, la mente encuentra naturalmente su carácter vasto, ilimitado.
El Maestro Wanshi se despertó escuchando una frase del Avatamsaka sutra: «Los ojos que nos dieron nuestros padres pueden contemplar tres mil mundos».
Tres mil o diez mil, es un número infinito, ilimitado. Se trata de los ojos de la intuición, del espíritu que engloba todo. No está limitado por las categorías mentales de próximo o lejano, de pequeño o vasto. Son los ojos que nos dieron nuestros padres, que ellos a su vez recibieron de sus padres. Estos ojos no son el resultado de la práctica. No es zazen quien produce esta intuición, pero permite reencontrarla haciéndonos abandonar todo lo que oscurece nuestra mirada, nuestra mente.
Con veintitrés años, Wanshi encontró al Maestro Tanka Shijun, otro gran maestro de nuestro linaje Soto. Este maestro le preguntó: « ¿Cuál es tu verdadero sí antes del kalpa del vacío?” Es decir: ¿Cuál es la esencia de tu existencia más allá de tu ego limitado? Esta pregunta, evidentemente, no se la hace solamente a Wanshi. Es el koan esencial de nuestra práctica.
Wanshi respondió: «Una rana en el fondo de un pozo se traga la luna. A medianoche yo no tomo prestada una linterna”
Y Tanka le golpeó diciéndole: “¿Qué dices que no tomas prestado?».
Y Wanshi se despertó.
Tanka preguntó: « ¿Por qué no dices nada?».
Wanshi respondió: «Hoy he perdido dinero y he sido castigado ».
Entonces Tanka concluyó: «No tengo tiempo de golpearte». Esto significa, ¡no tengo necesidad de golpearte!
A continuación Wanshi recibió el shiho del Maestro Tanka. Se instaló en el monasterio del monte Tendo, Tendo San, en el que un siglo después, el Maestro Dogen encontró al Maestro Nyojo.
La rana en el fondo del pozo eres tú y soy yo aquí y ahora ¿Cómo puede tragarse la luna ? Lógicamente no es posible más que si se abandona el espíritu que crea separaciones, que se ve como aquí mientras ve la luna allí, que piensa que la naturaleza de Buda es otra cosa que uno mismo, si abandonamos este espíritu, ni siquiera hay necesidad de tragar la luna, de querer asirla, pues ¡ella viene a nosotros!.
Cada uno debe realizarlo por él mismo. Incluso si se toma prestada la linterna de otro, al final, cada uno debe ser capaz de iluminar su propia vida, a uno mismo, como Tokusan cuando Ryutan apagó la vela que acababa de presentarle.
Aunque la esencia del zen esté contenida en nuestra práctica de zazen, el ejemplo de la enseñanza de los antiguos maestros nos ayuda a revelar el verdadero sentido de nuestra práctica. E incluso si nosotros tomamos prestadas sus linternas por un tiempo, si volvemos a la experiencia que han transmitido, no tenemos necesidad de tomar nada prestado. Incluso si perdemos dinero, uno no es pobre sin embargo.
Etiquetas: Roland Yuno Rech